La OMA inició la primera operación DEMETER en 2009 con el objetivo de movilizar a las Administraciones de Aduanas para la puesta en aplicación del Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su eliminación (el “Convenio de Basilea”).  Se trataba de la primera vez que una operación de fiscalización internacional se centraba en los desechos previstos el Convenio en ese momento, principalmente, desechos peligrosos, residuos domésticos y cenizas de incineradores.

Las incautaciones notificadas por las Administraciones de Aduanas durante esta primera operación pusieron de manifiesto el vertido de residuos que contienen productos químicos tóxicos en los países en desarrollo y el tráfico de residuos domésticos y residuos electrónicos.  La operación también reveló importantes discrepancias entre las legislaciones nacionales que regulan los movimientos transfronterizos de residuos, ya que algunos países aún no han promulgado legislación para la aplicación del Convenio de Basilea y su procedimiento de notificación y consentimiento, conocido como «consentimiento fundamentado previo» (CFP).  La OMA y la Aduana de China, que financiaron la operación, decidieron repetir el ejercicio periódicamente para seguir movilizando a las Administraciones de Aduanas en torno a la cuestión de los residuos ilícitos y contribuir al desarrollo de su capacidad de fiscalización.

En 2019, las sustancias reguladas por el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono (el «Protocolo de Montreal»), incluidas las introducidas por las Enmienda de Kigali en el mismo año, se añadieron a la lista de productos específicos.  Se trata de casi 100 productos químicos industriales, como las sustancias que agotan la capa de ozono (SAO), los clorofluorocarburos (CFC) y los hidroclorofluorocarburos (HCFC), así como los hidrofluorocarburos (HFC), que son potentes gases de efecto invernadero regulados por la Enmienda de Kigali.  Posteriormente, en 2021, tras la entrada en vigor de las enmiendas al Convenio de Basilea sobre los residuos plásticos, se pidió a las administraciones participantes que reforzaran los controles sobre los movimientos transfronterizos de dichos residuos.  En cuanto a los residuos electrónicos, se convirtieron en un elemento central de la operación, incluso antes de que entraran en vigor las enmiendas al Convenio de Basilea sobre los residuos electrónicos el 1 de enero de 2025.

Inicialmente centrada en Asia y Europa, la operación pronto dio la bienvenida a Administraciones de América del Sur, el Caribe y África, donde los recientes talleres de capacitación y el fortalecimiento de la fiscalización originaron un notable aumento de los casos denunciados.  Al expandir el ámbito de acción, la OMA logró afrontar el problema de los cambios que se producen en las rutas de contrabando sin dejar atrás a ninguna región.

En la actualidad, ya se han llevado a cabo diez operaciones y hay una nueva prevista.  La Aduana de China ha desempeñado un cometido fundamental en la organización de cada una de ellas, desde la financiación de actividades esenciales de fortalecimiento de capacidades hasta la prestación de un apoyo operativo constante.  Si bien el número de Administraciones ha variado de una edición a otra, la proporción de decomisos por Administración ha aumentado de manera constante (véase el gráfico siguiente).  En total, los participantes han incautado 519 millones de kg y 1,78 millones de residuos, casi 553 000 kg de SAO y de HFC, además de 28 152 kg y 12 195 componentes de equipos que utilizan SAO y HFC.

Se han elaborado documentos de orientación sobre la elaboración de perfiles de riesgo para los residuos plásticos, los residuos electrónicos, las SAO y los HFC con el fin de apoyar el análisis de riesgos y optimizar los recursos destinados a la fiscalización.  La OMA ha formado a más de 300 funcionarios, dotándoles de las herramientas y los conocimientos necesarios para detectar y frenar los delitos medioambientales en las fronteras.  Entre la operación DEMETER VIII, realizada en 2022, y la Operación DEMETER X, realizada en 2024, el número de decomisos notificados aumentó un 223,7 %, lo que refleja claramente un compromiso más firme y una mayor estrategia en la fiscalización.

Lo que comenzó como un mecanismo de notificación de decomisos se ha convertido en una importante iniciativa de fiscalización medioambiental y de fortalecimiento de capacidades que se beneficia de la participación de las Oficinas Regionales de Enlace de Inteligencia (RILO) de la OMA, que desempeñan un papel activo en el intercambio de información en tiempo real y en operaciones de fiscalización conjuntas.  Ocho organizaciones internacionales respaldan igualmente esta operación, reforzando la coordinación operativa y el intercambio de conocimientos técnicos.  El primer taller conjunto de la OMA y el Convenio de Basilea, celebrado en 2024, supuso un momento decisivo ya que logró reunir a funcionarios de aduanas y responsables de medio ambiente y fijar la estrategia para futuras acciones conjuntas en el marco de la operación DEMETER.

Los organismos nacionales encargados del medioambiente también desempeñan un cometido fundamental.  Los miembros de la Red de la Unión Europea para la Aplicación y el Cumplimiento de la Legislación Medioambiental (IMPEL) prestaron apoyo a sus homólogos de las aduanas en las fronteras.  El Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá emprendió acciones conjuntas con la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá, y diversas agencias medioambientales nacionales de países como Gambia proporcionaron un respaldo fundamental a las aduanas.

Estas operaciones han proporcionado información valiosa, pero también han puesto de relieve que los métodos de contrabando están en transformación y adaptación contantes.

En cuanto a los residuos, a partir de la operación DEMETER VII, celebrada en 2021, el aumento de los decomisos en la exportación supuso un cambio notable, que puso de manifiesto los esfuerzos sostenidos en materia de fiscalización y la creciente sensibilización en los puntos de salida.  Además, durante la Operación DEMETER X en 2024, África superó a Asia por primera vez como principal destino de los envíos ilícitos de residuos procedentes de Europa, un cambio probablemente impulsado por la capacidad desigual de fiscalización y las lagunas normativas en los países africanos.

El comercio ilícito de HFC se ha intensificado debido a que los calendarios de reducción gradual de su utilización no son los mismos en los países desarrollados y en los países en desarrollo.  La elevada demanda, unida a los intentos de eludir los sistemas de concesión de licencias, ha creado un lucrativo mercado negro.  Los contrabandistas se aprovechan de los países que aún tienen cuotas de producción, uso y consumo, y envían sustancias prohibidas a regiones donde dichas cuotas están disminuyendo.

Además, los funcionarios de aduanas han observado un aumento de decomisos de equipos antiguos que contienen sustancias en proceso de eliminación o eliminadas, así como de dispositivos más nuevos de venta prohibida en algunos países para reducir la demanda de refrigerantes.  Los equipos que contienen refrigerantes obsoletos pueden estar sujetos tanto al Convenio de Basilea (como residuos electrónicos) como al Protocolo de Montreal, lo que requiere una estrecha colaboración entre las autoridades aduaneras y medioambientales para clasificar las mercancías y adoptar las medidas adecuadas.

El endurecimiento de los controles mundiales sobre los residuos y las sustancias reguladas por el Protocolo de Montreal ha empujado a los contrabandistas a desviar los envíos, falsificar la documentación y explotar las zonas de libre comercio y los puntos de tránsito.  Los puntos de origen y destino de los envíos son muy diversos, por lo que resulta difícil establecer patrones.  Por ejemplo, la mayoría de las interceptaciones de sustancias controladas en virtud del Protocolo de Montreal se han producido durante la importación y más de la mitad han tenido lugar en puntos de tránsito, lo que pone de manifiesto la complejidad de las rutas de contrabando, aunque las inspecciones en almacenes, mercados y medios de transporte también han demostrado su eficacia.

La Aduana belga, que supervisa el flujo de mercancías que transitan por el puerto marítimo de Amberes, el segundo más grande de Europa, participa en las operaciones DEMETER desde su primera edición.  A lo largo de los años, junto con otros participantes, ha perfeccionado los perfiles de riesgo.  Durante la última operación, la Aduana belga detuvo numerosos envíos y detectó 37 infracciones en la exportación o el tránsito.

Durante las operaciones DEMETER, la Aduana de Gambia mejoró su comunicación, coordinación, consulta e intercambio de información con la Agencia Nacional de Medio Ambiente, la Oficina de Registro de Productos Químicos y Plaguicidas, el Ministerio de Petróleo y Energía, el Departamento de Policía y otros organismos.  Esto dio sus frutos y, durante las operaciones DEMETER IX y X, la Aduana de Gambia realizó el mayor número de decomisos.

A veces ocurre que resulta imposible controlar y detener a tiempo los contenedores sospechosos en tránsito y transbordo, por lo que es fundamental poder ponerse en contacto con el país de tránsito o de importación.  Los participantes en DEMETER pueden compartir información rápidamente de forma segura y así, lanzar el aviso entre ellos.  El ejemplo que se expone a continuación ilustra las ventajas de esta actuación.  Durante la operación DEMETER X, en el puerto de Róterdam, la Inspección de Medio Ambiente Humano y Transporte en colaboración con la Administración de Aduanas interceptaron residuos de baterías de plomo-ácido procedentes de Jamaica y Puerto Rico.  Al no haberse respetado el procedimiento PIC, se detuvieron 30 contenedores, aunque cuatro lograron eludir el control con destino a la India vía Sri Lanka.  Se alertó inmediatamente a los puntos de contacto nacionales de la India y Sri Lanka.  Gracias al rápido intercambio de información, la Aduana de India interceptó dichos contenedores.

Las futuras ediciones de la operación se centrarán en ayudar a los participantes a mejorar el análisis de datos en nuevos ámbitos, como el textil, objeto de especial atención en la 17ª Reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio de Basilea.  También brindarán la oportunidad de sopesar las repercusiones de iniciativas como la Directiva 2024/1203 de la UE sobre la protección del medio ambiente mediante el derecho penal.  Con el firme apoyo de sus socios, la OMA pretende dotar a los funcionarios de aduanas de los conocimientos, las herramientas y las redes transfronterizas necesarias para hacer frente a los delitos medioambientales con agilidad y precisión.

La participación activa de un mayor número de Miembros de la OMA aumentaría considerablemente el impacto de la operación.  Está prevista otra operación DEMETER y se invita a todos los Miembros de la OMA a sumarse a esta iniciativa internacional, única en su género y eficaz en materia de fiscalización, y a demostrar así su compromiso con la protección de nuestro planeta.

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