La integridad es el cimiento de la confianza en la aduana

La integridad es un conjunto de actitudes y valores positivos que favorecen un comportamiento y prácticas profesionales honestas y justas.  La integridad no se define solamente como la ausencia de corrupción, se trata de adecuar nuestras acciones, interacciones y decisiones a nuestros principios éticos en todo momento, en todo lugar y bajo cualquier circunstancia.

Para que la Aduana alcance sus objetivos, la dirección, el personal ejecutivo y los empleados en general deben hacer suyo este conjunto de actitudes y valores, a fin de crear una «cultura» en la que las personas encarnen dichos valores, los apliquen y generen confianza al actuar correctamente.  La cultura de la integridad en una Administración de Aduanas repercute decisivamente no solo en su funcionamiento, su sistema de gestión y el comportamiento de sus funcionarios, sino también en los operadores económicos y las partes interesadas con las que interactúa.

La confianza es difícil de ganar, pero fácil de perder, por lo que la OMA ha adoptado una visión a largo plazo para fomentar la integridad.  Desde finales de la década de 1980, los Miembros de la OMA han recopilado y compartido las lecciones aprendidas de sus experiencias en la lucha contra la corrupción y la promoción de la integridad.  Gracias a este intercambio, se han definido los diversos aspectos que necesariamente deben abordar los programas nacionales para resultar eficaces en materia de integridad aduanera.  Estos aspectos se plasmaron en 12 y, posteriormente, en 10 factores en la Declaración de Arusha concerniente al buen gobierno y a la ética en las Aduanas, que fue adoptada en 1993 y revisada en 2003.

Desde la década de 1990, otras declaraciones y convenios se han centrado en la cuestión de la corrupción en la administración pública.  Todas ellas han intentado abordar el problema de la corrupción y han establecido una serie de normas y prácticas que se consideran necesarias para combatir esta lacra.  La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción  (UNCAC), adoptada en 2003, entró en vigor en 2005 como el primer instrumento internacional jurídicamente vinculante contra la corrupción.  El capítulo II de la UNCAC enumera medidas prácticas para prevenir la corrupción, que se ajustan a algunas de las disposiciones de la Declaración de Arusha revisada y las abarcan.  Hasta la fecha, casi todos los Miembros de la OMA han ratificado la UNCAC y, por lo tanto, están jurídicamente obligados a cumplirla.

Como ocurre con cualquier otra faceta relacionada con las aduanas, pero aún más cuando se trata del tema complejo y delicado de la integridad, de la política a la práctica media gran distancia.  Si bien la corrupción institucional y estructural en las administraciones acaparó una considerable atención internacional, este interés no cristalizó en el desarrollo de un modelo integral capaz de subsanar este problema.  Para ayudar a las Administraciones de Aduanas a pasar de las declaraciones sobre integridad a la puesta en práctica de este compromiso, los Miembros de la OMA comenzaron a trabajar en la elaboración de la Guía de desarrollo de la ética, que se publicó en 2007.  Esta Guía, sin apartarse del espíritu y los principios esbozados en los documentos mencionados y, en particular, en la Declaración de Arusha revisada de la OMA, va más allá al proporcionar orientación para ayudar a la aplicación de una serie de estrategias prácticas diseñadas específicamente para su uso por parte de las administraciones.

A lo largo de los años, se elaboraron más herramientas que ayudaron a las Administraciones de Aduanas a examinar sus prácticas existentes, como la Guía de Mapeo de riesgos de la corrupción o el Código Modelo de Ética y Conducta.  En respuesta a las solicitudes de asistencia de los Miembros, la Secretaría de la OMA propuso igualmente diversos tipos de actividades, tales como misiones de evaluación de la integridad, misiones para proporcionar orientación sobre la implantación de sistemas de medición del desempeño y misiones específicas para prestar apoyo en la revisión de los códigos de conducta, la elaboración de una estrategia de promoción de la integridad, la concepción de un plan de formación o la realización de un mapeo de los riesgos de corrupción.

Este apoyo ha tenido un carácter puntual, según las necesidades y oportunidades que se han ido presentando en el programa anual de fortalecimiento de capacidades de la OMA.  Sin embargo, consciente de que las iniciativas en materia de integridad deben ser específicas y sostenidas, en 2019, la OMA puso en marcha el Programa Anticorrupción y Promoción de la Integridad (A-CIP).  Con financiación inicial de la Agencia Noruega de Cooperación para el Desarrollo (Norad) y financiación adicional de Canadá, y contando además con el respaldo de más de 40 Administraciones de Aduanas Miembros de la OMA que aportaron su pericia y asesoramiento, el equipo del programa A-CIP elaboró planes de proyectos específicos con 25 Administraciones de Aduanas, y también material de orientación, cursos de formación y herramientas que se hallan a disposición de todos los Miembros de la OMA.

La fase actual del A-CIP llegará a su fin en octubre de 2025, pero los amplios conocimientos adquiridos, el grupo de expertos creado y las metodologías y herramientas diseñadas permitirán a las Administraciones de Aduanas aprovechar el impulso generado por el programa.

Se ha presentado a los donantes una nueva propuesta de financiación con el fin de obtener su apoyo para una nueva fase del Programa A-CIP, prevista para el período 2026-2030.  Esta nueva fase se ha diseñado con la intención de aprovechar los puntos fuertes y los éxitos de la primera, al tiempo que se introduce un planteamiento renovado destinado a lograr un cambio más sistémico, una mayor coordinación y una acción colectiva que incorpore los principios de integridad a todos los ámbitos del trabajo aduanero.

La creación de una cultura de integridad requiere un esfuerzo prolongado, por lo que la OMA sigue en su empeño de apoyar los esfuerzos de las Administraciones de Aduanas encaminados a fortalecer y mantener un código ético riguroso, reconociendo su importancia para alcanzar el éxito y obtener la confianza de la ciudadanía.